Una familia con dos hijos pide un solo plato y su mesera descubre la verdad

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Era una noche de sábado normal en el restaurante. Judith llegó para trabajar en su turno de noche. No se imaginaba que la noche iba a ser cualquier cosa menos normal. Lo que empezó como una noche normal de trabajo acabó en incredulidad. Una familia con dos hijos pidió una sola comida, y cuando Judith descubrió la verdad sobre la situación, se quedó estupefacta. Veamos lo que ocurrió.

La camarera

Judith había sido camarera la mayor parte de su vida laboral. Había conocido a muchos tipos diferentes de personas en los distintos restaurantes en los que había trabajado. Había clientes a los que era un placer atender, educados, amables y generosos. Otros habían sido groseros y difíciles.

Pero era su trabajo y trataba de ser agradable y paciente con todo el mundo. Es feliz trabajando en ese restaurante. Judith tenía un buen jefe y se llevaba bien con sus compañeros. No se dio cuenta de lo mucho que esto la ayudaría hasta más tarde esa noche.

Una noche ajetreada

Los sábados son la noche más concurrida de la semana, y este sábado no fue diferente. El restaurante estaba repleto de clientes. Judith sabía que tanto ella como sus compañeros tendrían que atender a tanta gente. Judith se preparó para la noche.

Se concentró en anotar correctamente los pedidos, volver corriendo a la cocina y gritarlos al personal de servicio. Luego volvió a las mesas para repartir bebidas y tomar más pedidos. Se da cuenta de que va a ser un turno ajetreado pero tranquilo. ¿Qué podía salir mal?

Llegó la familia

Judith se fijó en la familia nada más entrar. Los llevaron a su mesa y se sentaron. Primero la madre, luego el padre y, por último, sus dos hijos. Parecían una familia normal, pero se le hizo un nudo en el estómago al verlos.

Tenía un mal presentimiento sobre ellos, aunque no sabía a qué se debía. Estaban charlando alegremente, esperando a que les sirvieran. Pensó que debía de estar imaginando cosas y trató de apartar de su mente las preguntas que empezaban a llenarle la cabeza.

El pedido de bebidas

Se acercó a la mesa de la familia y tomó nota de sus pedidos. Les sonrió amablemente y les dio los menús para que los examinaran. Judith atendió a otros clientes. Les llevó las bebidas a la familia, charló con ellos y se fue a esperar cerca de la cocina.

Judith los miró mientras decidían qué querían comer. Algo le pareció muy raro en aquella familia y empezó a preocuparse. La madre y el padre señalaban varios platos del menú mientras su hijo examinaba el menú infantil. Todo parecía normal.